“Amapola, amapola, cómo puedes tú vivir tan sola” dice la canción compuesta en 1924 por José María Lacalle. La soledad es el precio a pagar a veces por ser pionera. 

Otea el horizonte esta amapola anunciando primavera y verano. Otras alrededor se abrirán más tarde y el campo quedará regado de rojo. Rojo de pasión y vida, de calor, solidaridad y corazón. 

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