Cuántas horas transcurridas,
instante a instante,
contemplando
tus párpados cerrados,
tus primeros sueños
agitados,
como padre furtivamente
enamorado
del amor mismo,
totalmente consagrado
a responsables vigilias
de cuidado
en lentas noches,
alargadas,
sin esperar al alba,
demorada,
intensamente despierto y vivo,
embelesado,
mientras el mundo duerme,
aletargado.
Comentarios recientes