Las ramas y las rimas
que nos daban en otoño
rumores, cobre y oro,
mecidas por levantes,
ponientes o mistrales,
desnudas ya en invierno,
nos invitan al silencio
o al canto contenido y quedo,
entre labios, apenas un susurro.
Tímida atisba mientras
entre nubes la primavera
y rayos de sol rosados,
cual raros amigos mensajeros
de futuros días de fulgor,
versos, bullicio y trinos.
Nos recuerdan un futuro,
por instantes, ya presente,
tiempo pasado y muerto,
tiempo en ciernes no nacido,
tiempo ahora, ahora, ahora.

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