Amanece lentamente y el sol va disipando la niebla con suavidad. Como si no quisiera deslumbrar ni abrasar de golpe. Y el mes de junio le ha imitado. Su primera semana fue fresquita y con chubascos en gran parte de la Península ibérica.
Y yo, que no me gustan los calores veraniegos, agradecido. Como miles de campesinos, que dependen del agua y la temperatura para sus cultivos. Por el contario, los turistas quieren cielos despejados y sol para broncearse o ponerse rojos como cangrejos o morados de paella y sangría.
Los urbanitas quieren “salir al campo”, hacer escapadas al mar o a la montaña, pasear los perros, reunirse con la familia los fines de semana en parques y terrazas… Querrían un verano adelandado y no esperar al lunes 21. Ya se achicharrarán en julio, agosto y septiembre.
Por favor, mes de junio, ¡sigue un par de semanas más como hasta ahora!
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