Unas cabras montesas me observaban desde su segura altura. También les observaba yo quieto para prolongar el momento. Después de sacar la foto, me quedo inmóvil, curioso, maravillado. Ellas siguen observándome.
El tiempo se detiene y ya no sé quién mira a quién. Cuando dejo de pensar, me envuelven multitud de trinos de pájaros, zumbidos de insectos, una suave brisa…
Se intensifican la fragancia de las jaras y otras plantas y flores del entorno. Cuando escribo estas líneas renacen miradas, sonidos y fragancias. El pasado se hace presente.
Comentarios recientes