Caminos de ida y vuelta,
caminos rectos y de revueltas,
caminos que suben y bajan,
junto al mar o en la montaña.
Caminos de “irás pero no volverás”,
solitarios en la espesura
o a pleno sol entre areniscas,
pedregosos y escarpados.
Todos son caminos recorridos
añorados u olvidados, conversados,
colmados de olores que persisten.
Caminos de vientos sin dirección
y de calma chicha con chicharras,
caminos iniciáticos milenarios
de tribus selváticas o lacustres,
caminos de soñadas utopías.
Quedan caminos por descubrir,
todos diferentes y sin embargo iguales,
pues conducen al mismo destino,
paso a paso, de antemano, contados.
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