Llevaban una semana construyendo el nido. La mirla hacía incesantes vuelos desde el amanecer siempre con algo en el pico. El mirlo vigilaba de cerca, emitiendo alternativamente trinos de seguridad o peligro. Es raro que lo hayan dispuesto entre un bambú y un durillo no muy grandes, a la entrada de mi casa y al alcance de la mano. Suelen anidar en copas de árboles o en medio de espesos matorrales.
Durante dos décadas me ha seguido alguna pareja de mirlos para comer lombrices, mientras yo cavaba en el jardín público al otro lado de mi calle, para plantar o quitar hierbas. Su apego al lugar de la primera nidada y su fidelidad conyugal son legendarias. La mirla que ha anidado debe ser como mínimo tataranieta lejana de las anteriores, ya que no viven más de tres años.
Ha sido previsora. Se ha limitado a poner dos huevos, teniendo en cuenta la escasez de alimentos del entorno. Es más habitual una puesta de tres o cuatro. Con alegría espero el feliz nacimiento de los dos polluelos. Esta mirla confía en mí. No huye cuando me acerco despacio para hacer mis quehaceres diarios. Nos hemos observado atentamente los dos últimos meses. Será una buena madre.
Gracias por compartir esta hermosa experiencia. Es una coincidencia que hoy me llega en un momento de tristeza. Nuestra perrita, Rita, acaba de irse. Tenía 17 años. Siempre estará en nuestro recuerdo.
Cuánto lo siento Rosa. Por experiencia sé que, después de tantos años, duele tanto como la partida de un ser humano querido.
Me desperté esta mañana escuchando el canto primaveral de los pájaros, desde el mismo lugar que lo escuchaba cuando era niño, como si de una experiencia inmutable del mi Ser se tratase…el canto de los mirlos suele desembocar en risas
Los mirlos son amistosos, constantes, tempraneros… y trinan como los propios ángeles. Con los herrerillos son mis seres alados preferidos, aunque doy de comer también a gorriones y palomas. Los mirlos son despertadores de almas atentas y sensibles.
Por unos instantes me has hecho sentarme en la entrada de tu casa observando embobada la escena, ¡qué maravilla, muchas gracias! Igual la tatarabuela ya le ha hablado de ti, así que está claro que eres un humano de confianza, no creo yo que sea insólita!
Gracias Yolanda. Tan confiada, que ha vuelto a poner un tercer huevo. Dialogo con ella y su pareja con mi aplicación de aves en mi móvil, que imitan unos cuarenta trinos distintos.