Hacia mi puesta de sol me encamino

sin apresurar ni pausar mi paso.

No me ciegan ni deslumbran sus rayos

ni deseo fundirme en este instante

con el fuego fuente del que nacemos.

No anhelo desaparecer del todo

mientras quede horizonte por delante,

hasta agotar pisadas y suspiros.

Habré llegado al final del camino.

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