Innumerables son nuestros deseos e incontables las olas del mar. Si satisfacemos uno, aparece el siguiente.
Quien vive lejos del mar sueña con conocerlo o hacer una escapada de vez en cuando o, si tiene medios, comprarse una vivienda en la costa. Personalmente prefiero la montaña, aunque he pasado momentos inolvidables en el Mediterráneo, el Cantábrico, las costas del Yucatán mexicano, y mucho tiempo en islas como las Galápagos o la Isla de Pascua, Bali.. Año y medio en gran parte la Polinesia y Melanesia. Recuerdo también el Océano índico en Goa.
Mientras se sueña o se espera a viajar, se puede pintar el mar. Este cuadro de Manuel me huele a salitre, mientras me adentro en el rumor de sus olas. Casi puedo oír las gaviotas no pintadas y balancearme en los veleros en los que viajé. Pinten los sueños para avanzar en la realidad.
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