El tamaño impone, decía un hombre sujetando un enorme mastín a otro que tenía entre las piernas un pequeño caniche atemorizado. Para que luego digan que “el tamaño no importa”.  A la puerta de su casa, contemplaba atenta la escena una meztiza de pastor alemán y labrador, deseosa de unirse a la juerga haciendo un trío.

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