Brotan hormigueros de la tierra,
como hongos agrupados,
como almenas defendidas
de las primeras lluvias otoñales.
Al borde de caminos y senderos,
en mitad de pinares y praderas,
surgen aparentemente de repente.
Fue laboriosa no obstante la tarea,
sin descanso y esforzada,
aunque desaparezcan al instante
arrasados por imprevistos aguaceros
en días no benignos, otoñales.
Volverán a surgir como las setas
que recolectan boletaires afanosos,
día tras día, llenen o no su cesta.
Son maestras las hormigas,
que prosiguen inmutables
su continuo quehacer inacabado.
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