Cuando vi la hermosa imagen publicada por Rosa, pensé que era una delicada acuarela suya al estilo de las pinturas japonesas. Pero no, es una garceta de carne y hueso, solitaria y esbelta, en mitad del río Manzanares de Madrid.
Gracias a la depuración de sus aguas y a su escaso caudal, se han formado isletas, que inmediatamente han sido aprovechadas por distintas clases de aves, migratorias y sedentarias.
Vuelvo a mi sensación original. Pintaré yo la acuarela.
Te ha quedado genial. Espero tu acuarela
Es un compromiso. Manos a la obra.
Hoy, viernes lluvioso, me pongo “manos a la obra”. La luz es perfecta.
Adelante amigo. Espero tu acuarela tal vez comparable a la que nació sin voluntad de ser otra cosa que una fotografía.
Una acción con corazón es como una semilla en tierra fértil