Lentamente se incendia

de rojo, pasión y vida,

un horizonte que se acerca.

Una vez más, amanece

y el embrollo de la noche

con sus sombras desaparece,

diluidas en la luminosa claridad

que todo lo anega y colma.

Sentados sobre el silencio

afloran almas que se funden

en Eso intangible y sin nombre

que no tiene faz.

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