Se van transformando los paisajes
a lo largo de los días y de los años,
aquí y allá por donde paso,
mientras mi alma va cambiando.
Soy los entornos destruidos
y la naturaleza que resiste,
los bosques arrasados
y los volcanes apagados,
los ríos con bloques encauzados,
e igualmente el agua desbordada,
la tenaz marea montante
que devora costas y contornos
preñándolas de corales y arrecifes.
Soy la basura que en ellos se enreda
y aquellos que con tesón la limpian,
aun sabiendo infructuosa su tarea.
Se eleva ahora mi corazón y llora
un aguacero de calima ambarina,
y también a carcajadas ríe
entre relámpagos y truenos,
pues la pasión y la esperanza mudan
y a su ritmo el alma se moldea.
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