Luismi acaba de enviarme esta bella imagen del desierto marroquí, de vuelta de su trecking por el Atlas. Me trae recuerdos de otra puesta de sol por esos mismos parajes en 1974. Hace cuarenta y ocho años y la retina de mi corazón la ha retenido como si fuera ayer mismo. Hay instantes en la vida que no se olvidan.

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