La mariposa isabelina, graellsia isabelae, en honor de su descubridor Mariano de Paz Graells, que se la dedicó a la reina Isabel II de España, es muy difícil de ver, por ser nocturna. Fue descubierta en los pinares de Pereguinos, pequeño municipio de Ávila de la Sierra de Guadarrama, cercano al Escorial. Es endémica de España y Francia y su efimera vida dura una semana.
Desde su descubrimiento hace dos siglos, ha sido codiciada por entomólogos y coleccionistas. Un buen amigo ecologista la fotografió sin molestarla. Acababa de sufrir un desagradable percance, se sentó a meditar en el monte y, al abrir los ojos, allí estaba ella a 15 centímetros de sus pies, con las alas desplegadas como una ofrenda. A pleno día, inmóvil y en paz. No pensaba en la muerte.
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